miércoles, 2 de mayo de 2007

Una pareja especial

Eva es mi mujer. Trabajadora incansable, seria en sus responsabilidades diarias. Ardiente y salvaje en el placer, hermosa, con unos ojos que traspasan e iluminan el placer.



Quería darle una sorpresa. Tan dada a fantasear, deseaba que tuviese una tarde-noche sublime y que empezase con incertidumbre, que no supiese lo que le iba a ocurrir. Dos horas antes de emprender el viaje al placer le metí prisas: -venga, cámbiate, ponte guapa- (que tonterías, siempre lo está, pero es una frase hecha). Se puso su falda gris clara y una camiseta de color verde. Dentro, su preciosa ropa interior dejaba ver la parte superior de sus pechos.



Nos pusimos de camino. Una tarde llena de tormentas, incómoda para conducir, pero en mi cabeza estaba el placer de una tarde de incógnitas para ella. Eva no sabía lo que iba a tener. Pensaba que quizás eran cosas de mi trabajo, o algún encuentro con otra pareja que seguro sería sosa y huidiza, alguien que todavía no había entrado en el lado del placer.



Por fin Madrid, cuanta agua y granizo por el camino. Aparqué casi enfrente de la cafetería del Hotel Colón, en Doctor Esquerdo. Quise fumarme un cigarro y le dije que entrara y se pintase un poco los labios, luego entraría yo acabado el pitillo. Unos minutos después pasé a la cafetería y me acomodé en una mesa que tenía una guía de Tanzania, un café acabado y una chaqueta en una silla, pedí un café, la gente miró extrañada: ¿qué hace ese tío sentándose en una mesa ocupada...?. Pasado un rato salió Eva, un poco desmelenada, las mejillas sonrosadas y la cara de placer. Se sentó a mi lado y le pedí un café, la gente miró más sorprendida, la habían visto pasar al baño directamente desde la calle. Luego se nos incorporó con cara de pillo y de haber estado gozando de ella Traviesillo. Aquello ya era sorprendente para el local. A Traviesillo le corresponde contar lo que ocurrió dentro del baño. Tomamos nuestros cafés y Traviesillo nos invitó a acompañarle a su casa. Pero no en su coche, les propuse hacer yo gustoso de taxista.



Traviesillo me indicó hacia donde debía dirigirme. M-30, etc... Pero el camino me lo sabía de memoria, con una variación. Nada de M-30, la M-40, que les dará más tiempo de compartir los asientos traseros. Nada más comenzar el trayecto se empezaron a besar. Fue un viaje de jadeos, de gritos, de placer. Yo no miraba el espejo, tenía que concentrarme en la conducción, pero me imaginaba lo que ocurría detrás de mí. Sabía que él absorbía el sexo a Eva, que ella jugaba con el de Traviesillo, que no paraban de acariciarse, de desnudarse. De repente una pierna de Eva que subía a mi altura en el asiento del acompañante, o Traviesillo que se elevaba dándome la espalda para tomar a Eva. Sabía que sus sexos jugaban juntos. Pero lo mejor del trayecto era mi caza de los coches. Cuando adelantaba un vehículo, miraba quien lo ocupaba: jóvenes, parejas... y entonces reducía la marcha poniéndome a su altura. Miraban lo que pasaba en la parte trasera del mío, los pechos descubiertos de Eva, su sexo, o el de Traviesillo... lo miraban todo con cara de asombro y de placer, seguro. Al entrar al lugar donde vive Traviesillo, hasta seis vueltas dí en la glorieta para que acabasen... Fue un viaje de deseo compartido, de gritos de placer... Los detalles que lo cuente Traviesillo, yo bastante tenía con compartir el placer con la gente que viajaba por la misma carretera y deseando llegar para tener el mismo placer que Traviesillo, y compartirlo con él. Disfrutar de mi Eva: esa chica salvaje en el sexo, y tan fría y calculadora en la vida normal. Esa dualidad es la que me embarga. Por eso, jamás la dejaré.

Fdo. Miguel.

Me gusta que la gente aporte su forma de vivir las experiencias que compartimos y en este caso, Miguel quería narrar como vivió él la situación desde fuera.

Estuvimos tramando unos días como preparar una sorpresa para Eva, yo la habia dicho que me iba a bucear, suponiendo que así no me situaría en Madrid, pero algo se olía, lo bueno es que no sabia que.

Después de sorprenderla en el baño de la cafetería tapándola los ojos por detrás y susurrándola “sopresaaaa”, de disfrutarnos dentro de uno de los aseos, y del viaje que ha narrado Miguel, fuimos a mi casa. Teníamos pendiente una sesión de fotos para Eva.

Fue impresionante, Eva se movía como si hubiera nacido para estar delante de una cámara, le pedía que se sintiera sensual, que se acariciara suave todo su cuerpo, que se exhibiera para mi, para mi cámara… Ella acariciaba su cuerpo, incluso recuerdo algún suspiro o algún jadeo. Sus manos recorrían su cuerpo desde sus piernas hasta alborotarse el pelo. De vez en cuando hacía una parada para quitarla el sujetador, la falda, para besarla en los labios, sus pechos… Disfrutaba de las imágenes que me ofrecía esta impresionante mujer.

Al rato Miguel no podía mas, había supuesto lo sucedido en el baño, le habíamos excitado en el coche, y observaba a Eva en su baile sensual, en ese baile que me estaba ofreciendo, se acercó a besarla, me acerqué, la besamos, la acariciamos, la llevamos de la mano a mi habitación la vendamos y comenzamos no se sabe si a disfrutar de ella o a hacer que disfrutara de nosotros, la acariciamos, la excitamos, ella vendada se ofrecía a nosotros, a todos nuestros deseos.

La dejamos en medio, abrazada por ambos, acariciada entre los dos, nuestras manos y nuestros besos recorriéndola, buscando sus jadeos… Fue después de su orgasmo y mientras acariciaba suave su humedad cuando Miguel dijo: - dejémosla descansar- Jamás olvidare esa mirada de Eva, pedía mas, decía no, no por favor, quiero mas… y mi mano comenzó de nuevo a acelerarse a bucear dentro de ella, a volver a buscar su placer en busca de toda su excitación, deseando apagarla, deseando satisfacerla…

La noche acabo con una bonita conversación entre Eva y yo mientras Miguel hacia algún recado.

Sin duda una pareja a conocer, a disfrutar y a envidiar.

Besos a los dos.

6 comentarios:

Lucia dijo...

Muy rico tu relato y yo imagino lo deliciosa de esa experiencia. Muy bien narrado.
Besos

Ariadna dijo...

E N V I D I A.... siento envidia de Eva.. Solo imaginar como se debe sentir esta mujer.. me eriza la piel. y sobre todo estar acompañada de dos personas tan singulares como Miguel y de Traviesillo,.. Sois todos dignos de envidia... sana... pero envidia.
Me encantan tus relatos..¡¡¡Ariadna

Un travieso curioso dijo...

Hola catira!!!

Muchas gracias por tu comentario y bienvenida a mi blog.

Que tu me digas que esta bien narrado me ha gustado, pero despues de ver tu blog lo he recibido como un verdadero halago, si no te importa lo enlazare al mio.

Besos traviesos y espero verte mas por aqui, ha sido una preciosa visita.

Ariadna!!!! mmmmm que nombre o nick mas sugerente...

Me encanta pensar que he podido sugerirte o provocarte esas sensaciones que me cuentas. Envidia? espero provocarte mas imaginación o mas fantasia que envidia jejeje, pero el erizado de tu piel... solo el erizado de tu piel no solo justifica el relato, sino un blog entero.

Bienvenida.... Muaks!!!

Lara dijo...

Muchas gracias.

Anónimo dijo...

Ariadna... la pasión por salvar a la persona amada. En un labirento , unida a Teseo por un hilo frágil, consigue recuperarlo después de luchar contra la intolerancia y el terror. Ese laberinto de pasiones en el que estamos sumergidos y que tanto nos gusta descubrir nuevas calles y recovecos del deseo. Todos unidos por la madeja del placer.

Ariadna, sigue con nosotros. Eva, Jose y yo... te ayudaremos a recorrerlo...


Un beso de Miguel

Unknown dijo...

Un intenso placer me recorre desde mi pelo a la punta de mis pies... siento la cálida humedad de mi sexo.. debatiendose en entre la turgencia de tu sexo... y la piel de algún amigo tuyo...

mmm una fantasia.. a medio cumplir...

besos humedos de chocolate