lunes, 28 de mayo de 2007

Emocional



Se dedicó a mi, me acariciaba, me bañaba en caricias, quise hablarla quise acariciarla, me calló, me paró, ese era mi regalo.

Soy muy activo en la cama y en el cariño, siempre quiero estar haciendo algo, lo necesito, necesito acariciar, hablar… esa noche, ELLA, me enseñó a recibir, me enseñó a disfrutar de lo que se ofrece con cariño, lo que se ofrece con amor.

Yo yacía en la cama, casi inmóvil, y recibía sus caricias por todo el cuerpo sin mover un ápice el mío, disfrute las caricias de manera distinta, las disfrute para mi, ella me las ofrecía.

Su dedicación me desbordaba, me desbordaba y me placía como no conocia. Me dejé hacer, me dejé llevar. Me sentía amado, me sentía querido, sentía en mi sus regalos, sus caricias, su entrega.

Decidió amarme, nos unimos, nos miramos, nos amamos. Nuestros cuerpos daban forma a nuestros sentimientos, hacían carne la palabra, haciendo hechos lo hablado.

Ese abrazo fue nuestra penetración, al abrazarnos fue cuando nuestros cuerpos penetraron el uno en el otro, cuando nuestros corazones se unieron, cuando nuestros cuerpos nos dijeron lo que nuestras palabras ya no podían abarcar.

Me sentí entregado, me sentí rendido, me sentí dentro de un sueño, me sentí suyo.

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