lunes, 26 de mayo de 2008

A mi entera disposición






En ocasiones, debido a mi trabajo, he de viajar a alguna ciudad de España. Me estaba empezando a resultar demasiado cansado coger un vuelo muy temprano para llegar pronto a mi destino. Así que tomé la decisión de pasar la noche anterior en la ciudad y poder llegar descansado a mis reuniones.

En esta ocasión iba a Caceres. Hacía tiempo había contactado con Cristina, una chica encantadora que resultó vivir muy cerca del hotel en el que me alojaba.

Nuestras conversaciones no eran muy habituales a pesar del buen clima que en ellas habíamos creado, pero mi viaje a Caceres precipitó la frecuencia y la intensidad de estas.

Cuando le conté mi agenda no tardamos en coincidir en el mutuo deseo de conocernos. Mientras hablábamos a los dos se nos intuían las ganas de evitar una cita común. Al intentar indagar en sus preferencias me respondió:

- Sorpréndeme! Tú eres el escritor.


Cuando llegué a Caceres le envié un mensaje. Lo cierto es que podía haberle dado las instrucciones por teléfono en la conversación que tuvimos durante mi viaje, pero este era un mensaje al que no me podía resistir:

- Habitación 222, 21:00 hrs.


El juego ahora sí comenzaba. Me senté en una terraza con una perfecta visual de la entrada.

Pude ver como aparcaba, bajaba de su coche y se dirigía hacia el hotel. Continué enviando instrucciones:

- La llave se encuentra debajo del cenicero de pie del pasillo, pasa y ponte lo que hay encima de la almohada.


Cuando entré la encontré allí, nerviosa, tumbada en la cama, con los brazos extendidos, vestida sólo por sus medias, y un conjunto blanco de corpiño y tanga. Movía sus piernas flexionándolas y extendiéndolas, me transmitía su inquietud. Desde el principio noté su deseo de oírme hablar, sentía que mis palabras le harían sentir mas cómoda y relajada. Nada más lejos de mi intención.

Permanecí en silencio, paseándome a su alrededor, cogiendo la tira del ligero y soltando para que le picara un poquito. Con uno de los pañuelos que había en la cama até sus manos, mientras acercaba mis labios a los suyos, cada vez más, casi rozándose, ese era mi deseo.

Estaba en la habitación con una mujer tremendamente morbosa tumbada en mi cama, vendada y atada, era un regalo, un regalo a mi entera disposición para disfrutarlo a mi antojo, y así hice.

Recorría su cuerpo con mis manos, me sentaba, me levantaba, acercaba mis labios. Mi lengua, de vez en cuando, exploraba fugazmente su pecho, su cuello, sus muslos...




Cada vez que acercaba mis labios a los suyos notaba como ella sentía que ese era el momento del primer beso... me gustaba mantenerla así.

Sabiendo que en esa situación su oído estaba pendiente de cualquier sonido que pudiera indicarle alguna pista de lo que estaba sucediendo, comencé a desnudarme cuidando que los sonidos le contaran lo que estaba sucediendo.

Desabroché mi camisa, y al quitármela procuré que sonara lo suficiente para que ella supiera que mientras observaba con deseo su cuerpo me estaba desnudando.

Me quité el cinturón de manera brusca y podía ver como su cuerpo sabía que el momento que deseaba se acercaba...

Dejé caer mis pantalones, y ya desnudo volví a sentarme cerca de ella. Mi mano volvía a recorrerla y quise comprobar cual era su estado de excitación.

Encontré lo que imaginaba, lo que deseaba... Su tanga estaba completamente empapado, y mis dedos se mojaron con sólo tocarlo. Quise indagar más y metí mi mano por debajo, mis dedos resbalaron hasta meterse hasta el fondo. Me encanta sentir así a una mujer, me pierde.


Vista su excitación y lejos de querer satisfacerla decidí aumentarla. Comencé a recorrer su cuerpo con el mío. Completamente excitado, mi polla recorría sus muslos, su pecho, su cuello, y se acercaba lo suficiente a su boca como para poder ver que Cristina intentaba lamerla, no lo conseguía, no la dejaba, al menos durante un rato. Poco después fui yo el que empezó a pasársela por la cara permitiendo que pudiera alcanzarla con la lengua y acercándome cada vez más a su boca, mientras dibujaba pequeños círculos que recorrían sus labios hasta que se la metí casi entera.

Cristina la recibió con deseo, mi cuerpo acompasaba las caricias que me regalaba con su boca, estaba penetrándola y notaba como su excitación había crecido más de lo que hubiera podido imaginar.

Ahora me tocaba jugar a mí. Bajé a su sexo y retirando sus braguitas hice una pasada lenta e intensa con mi lengua. Me paraba, quería disfrutar de su reacción, cuando se calmaba volvía otra vez, reducía cada vez más la frecuencia de mis envites, hasta el punto de estar devorándoselo mientras Cristina gemía de placer.

Mis dedos y mi boca tenían una sóla intención, y ni los propios deseos de Cristina iban a interponerse en los míos

- Podría correrme ahora mismo!!!!!
- HAZLO!!!!!!!!!!
- Noooooo, Nooooooo, ahora, no, quiero luego...
- NOOOOOOOO

No pasó mucho tiempo después de mi contundente “no” cuando se desató una lucha encarnizada entre mi boca y la cadera de Cristina. El orgasmo que la aferraba hacía que moviera sus caderas de manera tan descontrolada que me costaba seguirla.

En cuanto acabó de correrse, abrí sus piernas y aprovechando la sensibilidad de su coño en ese momento la penetré hasta dentro. La relajación en la que parecía desembocar el final de su orgasmo volvió a convertirse en un mar de gemidos al sentir como estaba disfrutando de ella a mi antojo.

Cristina aun permanecía vendada, había tenido un orgasmo mientras alguien a quien no había visto nunca, ni siquiera cuando devoraba su coño, ahora se la estaba follando.



La coloqué a cuatro patas y volví a embestirla con fuerza, cogía su melena y tiraba fuerte de ella hacia atrás mientras empujaba con las ganas de hacerla sentir mi polla muy dentro.

Después de jugar con distintas posturas me tumbé exhausto, pero para Cristina aún no había acabado, quería sentirme y quería sentirme en su boca.

Me estaba encantando la situación, en ese momento debíamos llevar aproximadamente dos horas y media juntos y ella todavía llevaba su antifaz, aún no me había visto. Me gustaba tanto que incluso pensé en no quitárselo en ningún momento. Me gustaba la idea de que se fuera a su casa después de haber compartido una noche de sexo con alguien a quien ni siquiera había visto, pensaba que era la mejor forma de crear una nueva fantasía a partir del cumplimiento de otra.

En esta ocasión fue Cristina la que empezó a jugar con mi polla, combinaba perfectamente el placer que me ofrecía con su boca y con sus manos.

Yo me retorcía de placer, su imagen vendada mientras me la comía me estaba volviendo loco, y así continué hasta que estallé en su boca y en su cara en un tremendo orgasmo.

Me encantaba ver como todo mi fluido bañaba su boca, su cara... y a pesar del morbo que me ofrece esa imagen, pensé que debía quitarle el antifaz para que pudiera lavarse.

Al retirárselo, su exclamación además de casi ruborizarme me hizo estallar en una gran carcajada.

El resto de la noche continuamos disfrutándonos, entre sexo, confidencias y risas.

Por la mañana llegué a la reunión igual de cansado que siempre o más, eso si, mucho mas contento...




14 comentarios:

Anónimo dijo...

A tu entera disposicion...¡ como disfrutaria..A.

Lydia dijo...

Eso es estar dispuesta y disfrutar de una visita comercial como Dios manda... para repetir en cada viaje a Cáceres.

Nyeri dijo...

Excitante cita a ciegas!!!!

Entregarse, sentir el morbo, el temor que produce lo desconocido y no tener ningún control sobre lo que sucederá.....debe de ser una de las experiencias más apasionantes que se pueden vivir y, sobre todo, algo que no se puede olvidar.

Cristina, te felicito por tu valor. Aunque estabas en muy buenas manos, era algo que desconocías.

Besos.

Su dijo...

Realmente excitante...quien no ha soñado alguna vez con algo asi....?Yo lo hago a menudo...

besos dulces..

Anónimo dijo...

Interesante...

Si quieres retomamos tu sorpresita.

P.

Ayanay dijo...

Ufff

Asi quien se resiste!!!!!

Esta demas que estoy a tu entera disposición verdad?

Como calientas !!!!!

Besotes

Sayuri dijo...

Me pregunto si sigues viajando a menudo.
Porque después de leer este post…
Vendada y atada… eso me calienta con solo imaginarlo, el resto una delicia
Un beso caliente

Un travieso curioso dijo...

A.

Misteriosa visita... jejeje. Creo que tanto tener a alguien a su entera disposición como rendirse a los deseos de otras personas son situaciones a disfrutar muy muy intensamente.

Besos.

J.

Un travieso curioso dijo...

Lydia.

Las experiencias estan bien para salir de la monotonía, pero si se repiten demasiado pueden convertirse en una.

En las proximas visitas a Caceres intentaré crear alguna nueva fantasía... Te apuntas?

Un travieso curioso dijo...

Nyeri.

Tomo nota.....

Varios besos muy traviesos.

J.

Un travieso curioso dijo...

Susy...

MMMMMMMMM. Sueños coincidentes... Ya me contarás si seguimos coincidiendo...

Besos

J.

Un travieso curioso dijo...

P.

Suena bien tener una sorpresa planeando sobre tu cabeza.... mmmmmmmm

Besos

J.

Un travieso curioso dijo...

Ayanay...

No, no está demás, me gusta saberlo, me gusta que me lo digas y me gustaría que esa distancia que nos separa desapareciera...

Besos muy traviesos.

J.

Un travieso curioso dijo...

Saury.

Continuo viajando, solo indícame un destino... Me encantaría indicarte una fecha.

Besos osados.

J.