martes, 4 de marzo de 2008

Nadie nos miraba








Habíamos quedado furtivamente en Tequila, un local de Torre Europa. Yo me escapaba de un cumpleaños y ella iba acompañada por una amiga.

Le indiqué que aunque me reconociera no reaccionara, que se mostrase indiferente, el juego que ello daría sería nuestro secreto para esa noche...

Cuando entré en el local pensé que tardaría más en encontrarlas y sin embargo al girar la cabeza ahí estaban. Me acerqué lo suficiente para que nuestras miradas se cruzaran, nos sonreímos y me dirigí a la barra a pedirme una copa, no quería levantar las sospechas de su amiga.

Poco después me fui acercando a ella por detrás, estaban en la barra, por lo que me coloqué a su lado, casi rozándola... Ese “casi” duró escasos segundos, ya que al ser su amiga más bajita, enseguida me di cuenta que no podría ver nada de lo que yo hiciera por detrás.

Ruth llevaba un vestido de tirantes de Custo, por lo que quise saludarla con una caricia que recorriera su espalda hasta el cuello...

Su cuerpo se estremeció mientras hablaba con su amiga, una sonrisa compartida y alguna mirada furtiva me hacían creer que había sido de su agrado.

Continué jugando, mis caricias buscaban su espalda, en ocasiones exploraban su cadera. Ruth respondía tímidamente dejándose hacer.

Mis manos, aprovechando el anonimato, cada vez exploraban un poquito más allá, recorrían su cuerpo de arriba a abajo, sus costados y en ocasiones bajaban un poquito más y se deleitaban con el agradable tacto que su firme culito me ofrecía bajo el fino vestido.

La situación me estimulaba y más aún, pensar cómo se estaba excitando ella, cómo sabía perfectamente que mis caricias en un momento u otro dejarían de ser tan castas, sabía perfectamente que pasarían a ser mucho, mucho más atrevidas...


Mi morbo se disparó cuando bajando desde su costado comencé a explorar sus piernas, noté por encima del vestido el tacto de sus medias. Sentir, saber que una chica las lleva es una debilidad para mí, me excita, dispara mi imaginación, mi imaginación y mi atrevimiento.

Quise notar, sentir el tacto de sus medias, y mi mano bajó hasta el final del vestido para acariciarlas. Con más atrevimiento comenzaba a subir, a hacer las caricias cada vez un poco más íntimas adentrándose en el interior del vestido, hasta que llegaron al final de la blonda, el final que anuncia un comienzo, el de su piel, el del tacto tibio, suave y cálido del interior de sus muslos...

Protegidos por la barra a un lado y por su cuerpo y el mío al otro, mi mano ya se encontraba en el interior de su vestido. No quería ir directo a su sexo, quería provocar, alargar ese juego que nos estaba excitando. Metía mi mano entre sus muslos, subía acariciando su culito, entreteniéndome en él, dejando que mis dedos anunciaran cual iba a ser su próximo destino, y así fue.


Al ser su amiga más bajita en ocasiones cuando le decía algo a Ruth, esta se inclinaba hacia ella, dejando su culo en una posición tremendamente deseable... Deseable y accesible, -ufffffffff- Yo ya no podía más, deseaba tocarla, notar su sexo, presionarla en él, allí mismo, delante de todo el mundo y sin que nadie se diera cuenta. Deseaba que Ruth sintiera mi caricia, mirando a su amiga, hablándola, y sin que ella sospechase absolutamente nada...

Mi dedo presionó la fina tela de su tanga contra su sexo, con cuidado, pero de manera firme, me deleité en ello, presionando unos segundos y moviendo mi dedo suavemente después.

Mi excitación iba aumentando, la suya también. Su tanguita estaba húmedo, mojado, tanto que dejó una leve humedad en mi dedo, su sexo por fin había sido mío.




Entre caricia y caricia hacía pausas, no quería que todo fuese continuado, quería jugar con el tiempo, hacerla desear más y eso era lo que sucedía, los dos queríamos más...

Aprovechaba sus inclinaciones cuando hablaba con su amiga para acercar, para pegar mi cadera a ella y hacerla notar mi excitación, mi mano la cogía fuerte por la cintura y la presionaba contra mí. Ella jugaba a restregar su culito contra mi sexo, sabía que me excitaba, y yo jugaba a ofrecerle ligeros empujones (no demasiado fuertes para no evidenciarnos ante su amiga) que le hicieran imaginar lo que ambos deseábamos.

Había ya notado su humedad, su excitación, pero quería más...

Mi mano volvió a colarse debajo de su vestido y esta vez cogió la fina tela del tanga para bajarlo un poquito, para que fuera más fácil retirarlo y así hice...

Su coño quedó expuesto a mí, a mis caricias, a mis deseos y como no, a lo que más deseaba, a dejar que mi dedo se introdujera en él. Después de dos suaves caricias en sus labios entró, suave al principio, y continuado y hasta dentro después. Pude notar como Ruth se arqueaba con disimulo, como su sexo vertía sus fluidos en mi mano, como respondía a la penetración furtiva a la que estaba siendo sometido...

-ufffffffffffffff- Mi excitación se estaba disparando, tuve que parar a beber de mi copa, y aprovechando la distracción de su amiga le susurré...

- Voy al baño –
Al pasar a su lado, con un gesto la invité a seguirme. Allí nos encontramos, ella distraída ya que no me encontraba, respondió a mi asalto con el mismo arma con el que estaba siendo atacada, un beso contra la pared mientras nuestros cuerpos y nuestras caderas se juntaban.

Unas sonrisas, unos besos y unas miradas cómplices compartían el deseo de continuar jugando, y eso hicimos, volvimos a nuestro lugar, al lado de la barra.

Su abrigo colgando de su bolso hacia las perfectas funciones de cortina, por lo que ahora mis caricias se hacían aún más osadas.

Ya no era por detrás, introducía mi mano por su cintura hasta llegar a su sexo.

La situación de estar masturbándola allí, en medio de todo el mundo y que nadie se diera cuenta, ni siquiera su amiga, me excitaba y me excitaba aun más cuando ella con disimulo llevaba su mano hacia atrás para acariciar mi erección. Podía notarla dura y firme a través del pantalón.

La reacción de la gente que nos rodeaba, era nula, nadie se percataba, por lo que nuestra osadía no hacía más que crecer, tanto que desabroché mi pantalón lo suficiente como para que Ruth pudiese meter su mano dentro y notar, sentir y acariciar mi sexo casi a punto de reventar.

Allí estábamos los dos, ocultos ante los ojos de todos, furtivos ante su amiga, rodeados de gente con la que incluso estábamos hombro con hombro y sin embargo, masturbándonos mutuamente con total impunidad, llevando nuestra excitación a sus límites. No podíamos continuar así, el juego debía tocar a su fin, debíamos acabar lo que tan secretamente había comenzado

A su amiga la esperaban en un local próximo, por lo que poco después nos quedamos solos, decidimos buscar un lugar donde acabar libremente lo que de manera escondida habíamos comenzado.

Encuentros fue nuestro destino, allí, nos entregamos al deseo que habíamos alimentado horas antes. La lujuria, el sexo y el placer dejaron de contenerse para ser mostrados.




8 comentarios:

golfa dijo...

Buffff.....
Solo puedo hacer que resoplar después de leerte...:)
Fantástica situación!! Excitante y morbosa hasta la desesperación...

Me encantó... casi, pude sentirme allí..

Besos húmedos y perversos

Alicia dijo...

mmmmm muy muy muy excitante, aunque como ya te dije... se me ocurre una vuelta de tuerca más al asunto ;-)

besos con carita de buena (no, mejor de mala)

Anónimo dijo...

Situación tremendamente morbosa y excitante.....

Todo un placer vivirla y todo un placer leerla en otro de tus geniales relatos.

La vida no se mide por los momentos que respiramos, sino por las veces que nos quedamos sin respiración y tu la arrebatas con gran ingenio.

Sabes seducir perfectamente la mente, lo que te convierte en un gran compañero de "travesuras".
Sigue asi....

Muaksssssss!!!!!!!

Ruth
R.

Nyeri dijo...

Cómo puede convertirse una situación improvisada en algo tan morboso?
Supongo que sólo tú, que dominas el arte de la seducción, eres capaz de hacer que una desconocida se entregue a tu juego, o....tu al suyo?

Besos calentitos.

Un travieso curioso dijo...

Golfa...

Es un placer haber podido trasladarte allí, que hayas podido imaginarte protagonista...

Gracias por tu visita, por tus visitas, vuelve, te espero.

Besos muy traviesos y no menos pervesos

J

Un travieso curioso dijo...

Alicia,

Estoy seguro que no te hacen falta muchos relatos para que se te ocurran vueltas de tuerca... jejeje

Besos que cambien esa carita.

J

Un travieso curioso dijo...

Ruth,

El placer de tenerte de compañera de traveuras ha sido completamente mio.

Me gustó vivirlo y me encanta recordrlo.

Besos furtivos.

J

Un travieso curioso dijo...

Secretos de Alcoba,

Me encanta mirarte, observarte y ver en tí los halagos que me regalas, disfrutar como lo haces y aprender de ti.

Sin duda tienes mucho que dar, mucho que ofrecer y mucho que admirar en tí

Besos a oscuras.

J