lunes, 16 de junio de 2008

En la distancia.



Que sorpresa más simple. Y es que si lo reducimos a lo absurdo, es así como podríamos definirla. Pero sin embargo, una sorpresa simple, o mejor dicho, sencilla puede ser un juego realmente emocionante e interesante.

Aunque reducida a su más mínima expresión, esta sorpresa constaba de los ingredientes necesarios para ser tratada como tal. Juego, seducción, desenlace incierto, y por supuesto, el tan apreciado factor sorpresa.

Estábamos pasando tres días de trabajo en Valencia, no estábamos muy emocionados ya que el frío de Enero se nota incluso allí.

Era jueves, Álvaro, mi compañero de trabajo, y yo decidimos salir esa noche a ver si encontrábamos animación. Encajamos muy bien, el desprende simpatía por los cuatro costados, un enorme y acertado sentido del humor siendo capaz de sacar el matiz que a todos se nos queda oculto en cualquier situación. Esta casado, y aunque intente provocarle cuando salimos por ahí, no me excedo, ya que está muy a gusto en su situación y no me gustaría desencadenar ningún suceso del que se pudiera arrepentir. En cualquier caso su simpatía le lleva a hablar fácilmente con las chicas y sabe perfectamente “regatear sin llegar a meter gol”.

Me estaba arreglando en la habitación del hotel cuando recibí un mensaje de Laura en mi móvil

“hoy vas a estar en algún sitio con alguien?... yo voy a salir a tomar algo. Te apetece que nos veamos en la distancia”

No pude evitar soltar una carcajada. Desde el principio me pareció una genialidad.

Laura aunque de origen francés llevaba mas de la mitad de su vida en España, y casi 5 años viviendo en Valencia. Habíamos hablado bastante por teléfono y teníamos ganas de conocernos, esperábamos que la situación “surgiera” y ella había propiciado en primer encuentro completamente fuera de lo normal además de completamente inesperado ya que me había dicho que esos días no estaría en su ciudad por motivos de trabajo.

La llamé de inmediato y entre risas, acordamos la zona y una hora aproximada.

- Yo no te conozco de nada -me dejó completamente claro sentando así muy bien las bases del juego.
- Se muy mala – le rogué.

Estuve tapeando con Álvaro, me encontraba inquieto, quería encontrar el rostro de Laura en cada una de las chicas que me cruzaba.

Nos fuimos a tomar la primera copa al LOCO CLUB, la gente de la empresa para la que trabajamos nos lo habían recomendado y así se lo hice saber a Laura.

“De momento estamos en el LOCO CLUB tomando la primera”
“Estoy cerca, si no llego a tiempo nos vemos en Aquarium”

Llegó.

Yo había tomado la posición idónea para poder ver quien entraba justo antes de que lo hiciera. Examinaba cada chica, buscando el que yo creía bonito rostro de Laura, hasta que por fin la vi llegar.

Su entrada fue triunfal, lo cual me vino muy bien para poder justificar después mis movimientos.

No se si me había visto o fue casualidad el motivo que la llevara a colocarse en la barra justo a mi lado, creo que fue lo segundo. Al pasar junto a mi nos miramos, pude ver en su cara la sorpresa reflejada, una mirada que desbordaba picardía y una sonrisa de complicidad que no estoy muy seguro si decía, ahora empieza el juego o... eres mío!!!

Por mi parte la miré travieso, y la ofrecí una sonrisa cómplice pero bastante discreta para no ser descubierto por su acompañante, mientras me daba cuenta lo equivocado que había estado respecto a su rostro. Laura es una chica terriblemente hermosa, a la que las fotos que me había mandado (a pesar de salir muy guapa) no le hacían ninguna justicia. Su sonrisa, la alegría que desprende serian capaces de hacer caer un imperio.

Al situarse en la barra, deslizó con una elegante soltura el abrigo por sus hombros, este caía por su esbelta espalda mientras dejaba al aire sus hombros desnudos, desnudo que caía vertiginoso hasta su precioso top de elegantes y discretas transparencias.

Estaba absorto en ella cuando:

- Me encantan las chicas que cuando se quitan el abrigo parece que no llevan nada debajo- Me sorprendió la voz de Álvaro.

A el tampoco le había pasado desapercibida, era imposible que lo hiciera.

Laura se situó cerca con su “amigo” y asegurándose que su línea visual apuntara directamente hacia mí, yo hice lo propio con Álvaro.

Nos mirábamos, aprovechábamos el despiste de nuestra compañía o su giro para coger la copa para dedicarnos una sonrisa cómplice, un “guiño”
No tardé mucho en escaparme para ir al baño, pasando por su lado, haciendo evidente mi destino y con ello, un mensaje claro para el que no hicieron falta palabras ni gestos “Te espero allí”

Esperé en la puerta del baño el tiempo prudencial para no levantar las sospechas de Álvaro pero... NO VINO!!!!!!

Fue en ese momento cuando me di cuenta de la situación. No, esta vez no soy yo, esta vez no soy yo quien juega, es ella quien esta jugando conmigo, es ella quien con un sòlo mensaje al móvil y unas sonrisas me ha arrebatado las riendas del juego, es ella quien va a jugar conmigo.


Volví junto a Álvaro quien me advirtió de los movimientos de dos preciosas chicas que estaban no muy lejos de nosotros,

- Se han quedado mirándote y cuchicheando entre sonrisas, señalándote cuando te has ido –

Me habría encantado incorporarlas al juego, tontear, seducirlas acercándome mucho a ellas, a su rostro o a su cuello mientras mi mirada se posaba en Laura tal como ella hacía cuando hablaba con su amigo o cuando le besaba.

Otro día, en otra situación, habría sido terriblemente certero, pero mi atención estaba rendida. No podía quitar los ojos de ella, no podía escaparme del juego de sonrisas y gestos que había provocado.

Laura estaba marcando muy bien las reglas del juego, las distancias de “hasta donde sí” y “hasta donde no”. Mi carácter rebelde buscaba saltárselas, por un lado me moría por iniciar una conversación con ellos, por otro quería dejar las riendas en sus manos, me sentía controlado, me sentía movido por ella, como me quería y donde me quería, y esa sensación era completamente nueva para mí.

A punto de irnos, volví al baño, mi mirada y mis gestos volvían a transmitirla un mensaje claro “VEN”

Mientras esperaba apostado en la antesala de los servicios y después de un rato que me hacía pensar que ya no vendría... Apareció.

Se acercó a darme dos besos y el roce en la comisura de mis labios del primero me llevo a la confusión de besarla en el segundo. Se retiró entre risas y con ademanes simpáticos de “noooooooo no hagas eso.....” cuando salió del baño me volvió a dedicar sus miradas picaras, una caricia en el brazo y volvió a desaparecer hacia su compañía.

¡¡¡¡Quería explotar!!!! Con esos sencillos gestos, me había atado, me había esposado, me sentía como el gladiador encadenado que quiere salir a la arena y tira de sus cadenas intentando romperlas. Así no soy yo, yo juego, avanzo, induzco, siempre voy a más, y ella, me tenía bien situado donde quería, sin dejarme capacidad de reacción, estaba a su merced y esa nueva sensación me cautivaba.

Álvaro y yo salimos del LOCO CLUB, en cuanto traspasé la puerta envié un mensaje:

“Si mi pequeña travesura no te ha importunado y cumpliendo tus deseos, vamos a Aquarium”

No habíamos llegado a la mitad de la primera copa cuando de nuevo la vi entrar radiante, sobresaliendo sobre todas las demás.

Nuestros juegos comenzaron de nuevo, miradas, sonrisas, bailes compartidos en la distancia...

Una cosa es que no tuviera mucha capacidad de reacción y otra que mi carácter rebelde, travieso y provocador me permitiera quedarme allí sin más, sin provocar ninguna travesura.

Volví a hacer una escapada al baño, ni entré. La situación de este era mucho más indiscreta, su pasillo era mucho más corto y la posibilidad de ser vistos mucho mayor.

Consciente de ello y buscando no ponerla en un compromiso sólo pretendía una provocación, un estar muy cerca un instante...

Volvió a tardar, pero allí apareció con esa preciosa sonrisa que me estaba volviendo loco.

- Me van a pillar – Me susurró y desapareció en el baño de las chicas.

No era eso lo que pretendía, pero si aumentar el nerviosismo, la excitación de ese momento.

Al salir, y con una mirada y sonrisa tan traviesa como cómplice, acaricie su brazo de manera que no hacia falta decir – Corre ve, no quiero que te pillen –

Los juegos continuaron, ella se acercaba a pedir una copa justo donde yo estaba situado, consciente de que eso me enloquecería, tenerla pegada a mi espalda y ni siquiera poder dedicarle una caricia para no ser descubierto por los ojos vigilantes de su amigo.

Volvía a tenerla frente a mí. Ella sentada frente a su amigo, y yo de pie a escasos dos metros, me miraba divertida, sabiéndose dominadora de la situación, cosa que me encantaba pero... debía provocarla, aumentar su nerviosismo...

Cuando me enfilé directamente hacia ella, sus ojos se abrieron como platos, decían -NO, NO, NOOOOOOOOO no vengas por favor que me pillan - , se giró hacia su amigo en un gesto de rechazo a lo que pudiera ir a decirle.

Sólo pretendía dejar la botella correspondiente a mi copa. Podía haberlo hecho de dos formas, simplemente dejándola en cualquier sitio o simulando dirigirme directo hacia ella como si la fuera a decir algo. Evidentemente preferí la segunda opción.

Quería más, quería jugar más, pero no podía, quería hablar con ella, jugar a seducirla, provocarla, pero no podía!!!!!!!! Mis márgenes de reacción, salvo pequeños guiños o travesuras estaban en sus manos. Me pedía fuego casualmente, bailando nos chocamos y nos pedimos disculpas como dos perfectos desconocidos y yo... No podía hacer más.

Laura, estaba consiguiendo enloquecerme, dominarme, guiarme...

Esta vez fue ella, se dirigió al baño, sabia perfectamente lo que haría yo después, sabia que no podía ser una decisión mía, sabía que como una marioneta la seguiría, y así fue.

Coincidimos en la entrada, me dedico un sencillo...

- Muy mal... muy muy mal...-

Mientras nuestras frentes acariciándose dejaban bailar nuestros labios en la distancia justa donde se juega al sí y al no.

Dominante de la situación se marcho al baño, sabiendo que me dejaba allí quieto, queriendo que yo permaneciera sin poder moverme el tiempo que ella tardara, sabiendo que así lo haría, sabiendo que me tenía a su merced.

Salió, se acercó, radiante, segura y decidida. Me beso, recorrió levemente el interior de mis labios, los hizo suyos, y con la mayor crueldad del mundo se fue de nuevo.

Continuamos nuestros juegos, ella se iba a la barra a pedir algo, y aprovechando que alguien tapara la visual de su amigo, yo recorría su espalda con mi vaso y notaba como Laura se tensaba nerviosa entre mi provocación y el temor a ser descubriera...

No paró de provocarme, no paré de jugar, tal y como ella me había dicho en su mensaje al móvil... en la distancia.


6 comentarios:

Lydia dijo...

Bravoooo.... clap, clap, clap...

Morboso, caliente, excitante, jugar, jugar y jugar....

¡¡ Me ha encantado !!

Su dijo...

Ufffff,,como siempre tus post no dejan indiferente a nadie...muy pero que muy morboso el juego...

Besitos dulces..

Yedra dijo...

Qué pasada! Un morbazo increible, me ha encantado encontrarte y poder leer cosas tan tan tan. Te seguiré leyendo
Un besazo
Yedra

Anónimo dijo...

muack...
que original, provocando ganas como siempre de ser la protagonista!
espero con ansias el desenlace...

un beso rojo

Nyeri dijo...

Como me gustan los jueguecitos en la distancia. Y Aunque habría preferido un final feliz...nunca se sabe si habrá una segunda oportunidad.

Por si la protagonista lo lee...queremos más!!!!!


Besitos.

Unknown dijo...

Me ha encantado.
Buen juego....morboso juego (aunq estoy con Nyeri)
Un saludo