Cuando Carlos abrió la puerta de la última cabina del cuarto
de baño de mujeres, encontró a Bea sentada, obediente con el antifaz cubriendo
sus ojos y hecha un manojo de nervios, hasta tal punto que no pudo evitar,
quizás en un acto reflejo, llevarse las manos a la cara.
Carlos se acercó a ella, la observó, cogió suavemente sus
manos y le dijo:
-
No sabía que eras tan guapa…
-
Si te he enviado fotos… - Respondió con una sonrisa
nerviosa…-
-
No, a mí no, a lo mejor a Traviesillo…
Bea se quedó paralizada, sabía que esa noche le esperaba una
cita especial, pero lo último que podía imaginar es que fuera con otra persona
distinta a la que ella pensaba.
Carlos la cogió de las manos invitándola a ponerse de pie:
-
Traviesillo me ha dicho que debo excitarte, solo
con las yemas de los dedos y sin llegar a acariciar tu sexo y que no puedo
besarte…
Guió las manos de Bea a su cara y los dos comenzaron a
reconocerse, acariciando suavemente sus facciones, el pelo, el cuello…
Carlos tuvo que indicar al menos en dos ocasiones a Bea que
debía seguir el mismo recorrido que él hacía con sus manos, ya que ella, presa
aún de los nervios dejaba que sus manos navegaran libremente por los brazos de
él.
Carlos tenía ante sí a una preciosa chica vendada, nerviosa,
pero visiblemente excitada por la situación. Podía observar como sus preciosos
labios se iban entreabriendo fruto de la excitación y como la respiración
comenzaba a acelerarse.
Las manos continuaban reconociendo sus cuerpos, buscaban sus
espaldas, sus caderas, sus piernas…
-
¿Sabes? Traviesillo me ha dicho que compruebe si
estás excitada, pero que para ello no puedo tocar tu sexo…
-
¿Y cómo piensas hacerlo?
Subió su faldita hacia arriba y deslizó sus braguitas hasta medio
muslo. Él pensó que podría hacerlo sin levantar demasiado la falda de Bea, sin
embargo, esta era muy ceñida por lo que al subirla dejó su sexo a la vista…
Tocó sus braguitas y…
-
Joder… las tienes empapadas…
-
Sí…
Carlos procuró continuar acariciando todo el cuerpo, subía
su camiseta y exploraba su vientre, sus pechos, su espalda, volvía a su cuello,
sus piernas… pero la imagen de una chica tan inocente, vendada, entregada a sus
caricias, con la faldita subida y con las braguitas empapadas, hacia que
irremediablemente sus manos se acercaran una y otra vez a su sexo…
-
Me encantaría tocarte…
-
¿Por qué no lo haces?
-
Me han dicho que no lo haga…
Mascullaron entre respiraciones agitadas mientras sus caras
parecían danzar en un baile en el que sus labios se acercaban y se alejaban…
Carlos deseaba besarla, pero al tenerlo prohibido rozaba con
sus labios sus mejillas, su cuello, casi sus labios…
Bea, que cada vez se encontraba más excitada y que no tenía
prohibición alguna, buscaba los labios de Carlos y sin embargo, respetando la
misión que este tenia, no llegaba a besarle.
-
Quiero tocarte… quiero seguir excitándote….
-
¿Lo vas a hacer?
-
Creo que ya sé como hacerlo…
Carlos con los dedos casi acariciando el coñito de Bea,
pinzó sus labios y en ese momento ella se estremeció, arqueo su espalda, sentía
toda la presión en su clítoris. Carlos presionaba rítmicamente mientras sus
bocas seguían jugando una junto a otra.
-
Quiero tocarte… quiero tocarte de verdad….-
susurró Carlos.
-
Hazlo…
-
No puedo… no me dejan, pero.. a ti sí.. coge mi
mano y se tú la que la guíe.
Bea sin dudarlo ni un solo momento cogió su mano y la llevó
hacia el interior de su sexo…
Los dedos de Carlos comenzaron empaparse en él, estaba
completamente húmedo. Comenzó a acariciarlo con suavidad, pero acabaron
resbalándose hacia su interior.
Él la acariciaba suavemente, entrando y saliendo mientras
sus caras continuaban en su propio baile de lenta seducción hasta que Bea presa
de la excitación comenzó a besarle.
Ya no había más reglas que romper, ahora solo estaban ellos
dos, excitados y entregados al momento.
-
¡Joder!!! ¿Has visto como estás? Me estás encharcando la
mano…
-
Si….
-
¿Lo oyes? ¿Oyes como chapotea?
Bea se pegaba más y más contra la pared disfrutando de las
embestidas que Carlos le ofrecía con sus dedos, se encontraba tan excitada, tan
mojada, que se podía oír fácilmente el sonido de la excitación.
-
No puedo más, supongo que me llevaré una bronca
por esto, pero….
Sentó a Bea en la taza, abrió sus piernas y se lanzó a
devorar su coño. Lo comía con ansia, recorriéndolo entero, presionándolo con
fuerza, dejando explotar toda la excitación que se había estado conteniendo
mientras la follaba con los dedos…
Bea estaba completamente entregada, se arqueaba e intentaba
ahogar sus gemidos para que las mujeres que iban entrando en el baño no nos
descubrieran.
Cogía su cabeza, acariciaba su pelo y la presionaba contra
su sexo para poder sentirlo aún más…
Volvieron a ponerse de pie. Se besaron, Carlos sabía que se
tenía que ir, pero cada vez que intentaba darle un beso de despedida a Bea, se
perdía en él. Le encantaba esa boquita, su manera de besar, la forma en la que
combinaba la suavidad y la dulzura con el deseo. Volvía a despedirse y volvía a
besarla una y otra vez….
Por fin se marchó.
-
Pídele a Traviesillo que me quede con vosotros, ¿vale?
-
Claro... -Respondió ella-
Cuando Bea salió yo la estaba esperando con un par de copas
de Champagne.
-
Mmmmmm vaya sonrisa con la que sales… ¿Te ha
gustado la sorpresa?
-
Me ha encantado…
-
¿Qué ha pasado? Cuéntame…
-
¿Él no te ha contado nada?
-
Muy poco, le he dicho que se marchara, tenía
muchas ganas de estar contigo…
Intenté continuar mi farsa durante un rato más, pero era muy
consciente de la dificultad de que creyera mi papel habiendo leído
anteriormente mi blog.
Nos reímos con mi fallido intento aunque me confeso que sí
hubo momentos en los que realmente pensaba que no era yo y que era alguien a
quien había introducido en el juego.
Los dos nos encontrábamos ansiosos por conocer cómo lo había
vivido la otra persona.
Yo me moría de curiosidad por saber como una chica tímida había
vivido esa experiencia, qué había sentido, cuales habían sido sus temores los
días antes, mientras venia, al sentirme entrar, cuando la toqué…
Salimos a una terraza, picamos algo y nos fuimos a mi casa a
continuar la noche. Allí continué descubriendo a esa chica capaz de convertirse
en una niña dulce con mirada de ángel, cariñosa y suave y con una maravillosa
capacidad de dejarse llevar hasta las fantasías más lascivas que uno pueda
imaginar. Una chica tímida e indecisa a todas luces, pero que sin embargo
guarda en su interior una persona valiente que cuando toma una decisión no solo
la mantiene, sino que sabe vivirla y sentirla en toda su intensidad, absorbiendo
todo lo que se la ofrece y ofreciendo con una enorme generosidad.