El arte de seducir. Capitulo XII: Ataques de fuego.
Continuación de: El arte de seducir. Capitulo XI: El valor de la información.
Capitulo XII: Ataques de fuego.
Si bien cualquier tipo de ataque es válido en el arte de
seducir, todo el que desee recorrer este camino debe dominar el fuego.
El fuego es capaz de nublar a cualquiera, incluido a ti, por
eso lo primero que debes hacer es prevenirte contra él.
Es posible que nazca dentro de ti antes del momento
oportuno. Has de centrarte en tu estrategia, en tus recursos, en tus maniobras,
pero no dejarte llevar por él.
Sin embargo has de ser capaz de sembrarlo en la persona a la
que deseas seducir.
Fases del fuego.
Todo fuego tiene tres fases, iniciación, propagación y
extinción.
Tipos de fuego.
Fuego de subsuelo, fuego de creciente, fuego de explosivo.
El fuego de subsuelo es aquél que se extiende poco a poco
sin ser detectado. Se crea sutilmente,
iniciándolo sin darle importancia y dejando que este vaya extendiéndose
lentamente por la mente de la persona que deseamos seducir. Este fuego
permanecerá latente hasta el momento en que sea necesario que lo avives.
El fuego creciente es aquel que se prende y se va avivando
poco a poco, sin prisa, pero sin pausa.
Fuego explosivo es aquel que se crea de manera súbita, por
sorpresa, pero con tal virulencia que es imposible de contener.
Como manejar el
fuego.
Hay momentos adecuados para crear fuego y otros no, no los
confundas.
Es imposible manejar el fuego si no se tienen en cuenta las
disposiciones.
El terreno quemado no puede volver a arder hasta que se haya
recuperado.
Si pretendes prender un fuego explosivo asegúrate de
dominarlo, ya que corres un grave riesgo de que se vuelva contra ti.
El fuego explosivo crecerá y se avivará con mayor virulencia
si se prende sobre un fuego de subsuelo.
El fuego creciente progresará mejor si prende sobre un fuego
de subsuelo.
El dominio del fuego de subsuelo es un arte en sí, si eres
capaz de dominarlo, podrás dominar el fuego a tu antojo.
Un ejemplo de fuego de subsuelo es aquella idea que de
manera sutil eres capaz de introducir en la imaginación de la persona a la que
deseas seducir. En su mente esta irá creciendo, encendiendo su fuego interior
en ocasiones, otras pasando desapercibido, pero volviendo cada vez a su
cabecita con un poquito más de intensidad.
En cualquier caso, no basta con introducir la idea, es
necesario “abonarla”, pero siempre poco a poco, de manera siempre sutil y sin
insistir demasiado. Si ese ascua ha prendido, la persona a la que deseas
seducir te irá reclamando más oxigeno
para ir avivándola.
Un fuego creciente es esa conversación guiada y dirigida que
comienza, va subiendo de tono poco a poco, es un juego en el que se van dando
pasos cortos pero seguros, mostrando el objetivo de manera clara y decidida.
Es muy importante que por directos que podamos ser, no se deben
olvidar los recursos, los quiebros, el sentido del humor, las disposiciones y
como no puede ser de otra manera, dejar siempre una vía de escape real.
Para poder encender un fuego explosivo, es necesario un
dominio completo de las disposiciones. Si bien el resultado puede ser
inolvidable, los riesgos que conlleva son de la misma envergadura. Es esa excitación
que se crea de manera instantánea, que es completamente incontrolable y por lo
tanto, si lo realizamos en el tiempo y el terreno adecuados y con la estrategia
y las disposiciones correctamente valoradas, resultará imparable.
Pretender seducir sin este conocimiento es como pretender
plantar un árbol sin saber lo que es una semilla.