martes, 3 de julio de 2007

RELATO EN TIEMPO REAL





Llevábamos varios días hablando, preparando la situación. Claudia, evidentemente no sabia que tipo de sorpresa le esperaba, ella jugaba entre la provocación y la precaución de quedar con un desconocido habiendo aceptado jugar a algo que no sabia que era.

Claudia me había comentado que le generaba mucha confianza, y supongo que entre eso, y la idea de que al verme en persona le generaría aun más, le daría el empujoncito que necesitaría para atreverse a adentrarse en una de mis sorpresas.

Nada mas alejado de la realidad, si lo que esperaba era verme, eso fue lo último que hizo, verme...

Habíamos quedado en una cafetería céntrica de Madrid, en realidad la había citado en el portal de al lado, y cuando llegó me lo hizo saber con un mensaje, tal como la había indicado.

He de admitir que ese juego de dominación, de ir indicando que ha de hacer una chica cada vez me gusta más.

- Pasa a la cafetería que tienes al lado sin mirar a nadie. En cuanto traspases la puerta gira a la izquierda y baja las escaleras que llevan al baño. Entra en el lavabo de la derecha de los 2 que hay en el de chicas. Cuando estés mándame un sms que diga ya-

Ella obedeció y tras unos breves instantes que aproveché para pagar, recibí el ya esperado.

- Busca detrás de la papelera. Hay una bolsa de Zara. Coge lo que hay dentro y póntelo muy bien colocado. Cuando estés lista mándame un ya-


Fue el siguiente sms que le envié y después de su confirmación la cual esperaba en el lavabo de chicos me colé en el de mujeres, en el baño donde estaba ella.

Entré, eché el pestillo y me quedé callado frente a ella, buscaba aumentar su nerviosismo.

Callado la observaba, recorría su cuerpo con mi mirada, creo que lo hice tan intensa y detenidamente que pudo sentir como se posaba sobre ella, como la recorría cada centímetro.

Pude ver a Claudia, pegada a la pared, quieta, rígida casi, sin saber que podía suceder. Llevaba puesto el antifaz que le había dejado en la bolsa de Zara escondida detrás de la papelera, lucia sus preciosos zapatos negros de tacón, creo que nunca había visto unos zapatos tan sensuales, y una preciosa falda entallada hasta la rodilla en la que pude descubrir la sorpresa que me había anunciado, una apetecible cremallera que la recorría en diagonal hasta su cadera...

Me acerqué, casi pegado a ella quería que sintiera mi proximidad, mis labios acercándose sin que supiera si se dirigirían a su cuello, a su oído, a sus hombros...

Comencé a susurrarle el relato de lo que en ese instante estaba sucediendo.

Claudia estaba nerviosa, excitada al mismo tiempo, notaba como el estaba casi pegado a ella. Cuado echó el pestillo sintió como un escalofrío la recorría, mil pensamientos se agolpaban en su mente. Dios!!!! Estoy aquí encerrada con un desconocido, a su merced, vendada, creo que me he pasado, que es una locura. Pero la excitación pugnaba fuerte contra su miedo, sus piernas temblaban, fantasías soñadas durante tiempo viajaban por su cabeza, un desconocido que sin mediar palabra introduciría la mano por debajo de su falda, que se apoderaría de ella... Su sexo comenzaba a reaccionar, cada vez se sentía mas húmeda.

Dio un respingo cuando el cogió con firmeza sus dos manos, pensaba incluso que era para sujetarla y que no pudiera defenderse.

El llevó una de las manos a su cara, y dijo:

- No puedes verme, no con la vista, hazlo con tu mano, mírame donde quieras, recórreme, explórame, y tu otra mano, que te recorra por los mismos sitios que tu a mí.

Claudia comenzó a explorar su cara, buscaba su mentón, sus labios, cubrirla entera, bajaba por su cuello directa hacia los hombros y los brazos, entreteniéndose en el pecho. Ella sentía lo mismo que el, su mano recorría su cuerpo excitado y notó como al tocar su propio pecho se excitaba aun más, lo hacia presionándolo, como le presionaba a el, su sexo excitado, húmedo, su pecho reaccionando a sus propias caricias...

Continuó buscando su espalda, sus nalgas, sus caderas, hacia pequeños acercamientos al sexo de ambos, quería tocarlo, pero aun seguía algo asustada, no sabia que podía desatar.


Mientras Claudia sentía mi voz pegada a su oído, mi calor al narrarle todo lo que estaba sucediendo, mis labios bailando desde las proximidades de su oído hasta la cercanía de sus labios, casi rozándolos yo continuaba narrando...

La cercanía de sus labios casi besándolos mientras ella entreabría los suyos, esperando ser besada hacia crecer su deseo, su excitación. El aun no la había tocado, solo la hablaba, solo se dejaba explorar, y sin embargo ella estaba excitada como no podía haber imaginado.

El no quiso besarla en los labios, no, eso era lo esperado, y ella aunque lo deseaba sabia que el era imprevisible, ¿dónde la besaría?

Su cuerpo se estremeció cuando sintió el suave mordisco de sus labios en el cuello, cuando sintió como la recorría con besos combinados con suaves caricias con la lengua que se deslizaban desde su hombro hasta su nuca.

La respiración de Claudia comenzó a acelerarse cuando el posó sus manos sobre ella, cuando comenzó a besarla y volvió a quedarse petrificada cuando notó como el se arrodilló ante ella.

Sus piernas sentían las caricias suaves deslizándose sobre ellas, adentrándose debajo de su falda peligrosamente, subiendo y volviendo a bajar, y llegando mas lejos en su exploración cada vez.

Soltó un suspiro, un gemido contenido cuando después de jugar un poquito con sus nalgas, sintió un roce que no supo si era casual o intencionado en su clítoris.

El se levantó, y ahora ella sabia que la mano que había empezado a recorrerla desde la rodilla tenia un único objetivo.


Cuando posé la mano sobre su sexo sentí todo el placer humedeciendo mis dedos. Estaba tan húmeda, tan excitada que sus braguitas estaban completamente empapadas, sus fluidos las traspasaban para acabar bañando mis dedos.

Ahora sus suspiros ya eran gemidos, sus piernas se entreabrían ofreciéndome su coño ya entregado a mis caricias, notaba el sonido, el chapoteo acompañando mis caricias. Ella se aferraba a mí, tocaba ya sin miedo mi polla endurecida, sentía sus caricias desenfrenadas excitándome cada vez más. Mis besos cubrían su boca, sus hombros, su nuca. Ya no había cuidado, nos habíamos abandonado a la excitación, al deseo salvaje que ambos habíamos contenido.

Mi mano se adentró por debajo de sus braquitas notando su coñito caliente, húmedo, vicioso, deseoso...

Así se lo iba narrando...

Su mano se adentró por debajo de sus braquitas notando su coñito caliente, húmedo, vicioso, deseoso... el deseaba penetrarla, ella deseaba ser poseída por aquel chico que le había llevado a la excitación a ciegas, por esa polla que su mano aferraba moviendo una y otra vez, ella lo esperaba, sabia que en breve el bajaría sus braquitas la apoyaría contra la pared y la haría suya.

El, cogiendo su chaqueta, dijo:

- Te espero en la barra-


Lo sé fue algo cruel, tanto para ella como para mi, pero quería hacerla desear mas, despertar todos sus deseos, dejarla deseando, y me alegro de ello, el resto de la noche, fue el fruto de la excitación provocada en ese cuarto de baño....

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Veo ke todo el tiempo ke he estado estudiando mi dichosa oposición has estado haciendo los deberes...
muy bien...kada vez, te sorprenderás más a ti mismo...
un beso muy fuerte Lola Villegas

Anónimo dijo...

Que bueno es tener sexo sin buscar un final, prolongarlo tanto como se pueda, me gusta lo que acabo de leer...interesante. Dejanos un mensaje a mi amiga y ami nos gustara, bueno si tu quieres claro. Chao...http://lilayvladi.blogspot.com/

Anónimo dijo...

umh..¡ M E E N C A N T A.¡¡¡ Mil besos.